Diseñado un gel muy prometedor para el tratamiento de la artritis reumatoide


(Washington).- La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria que, caracterizada fundamentalmente por el dolor y la degeneración progresiva de las articulaciones, padecen más de 200.000 personas en nuestro país –sobre todo mayores de 40 años y, en hasta tres de cada cuatro casos, mujeres–.

Una patología que se engloba dentro de las denominadas ‘enfermedades autoinmunes’, en la que el propio sistema inmunitario ataca por error, cual si fuera un ‘cuerpo extraño’, al propio organismo –en este caso concreto, al cartílago de las articulaciones–. El resultado es que, destruido el cartílago, se produce una acumulación de líquido sinovial. Y si bien este líquido es necesario para lubricar las articulaciones y evitar su fricción, en cantidades excesivas causa inflamación y dolor. De ahí la importancia de un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto para la Ciencia Básica (IBS) en Daejeon (Corea del Sur), en el que se describe un nuevo gel terapéutico no solo capaz de absorber el exceso de líquido sinovial, sino también de actuar directamente sobre la fuente de la inflamación y el dolor: el óxido nítrico (NO).

Como explica Kim Won Jong, director de esta investigación publicada en la revista «Advanced Materials», «el óxido nítrico es como una espada de doble filo. Regula la inflamación y protege a nuestro organismo al matar a los patógenos externos. Sin embargo, y cuando su concentración es excesiva, resulta tóxico y puede ocasionar la artritis reumatoide, así como otras enfermedades autoinmunes, enfermedades cardiovasculares y cáncer».

Gas destructor

El líquido sinovial presente en las articulaciones sanas contiene niveles bajos de óxido nítrico. No así en el que se encuentra las articulaciones en la artritis reumatoide y otras enfermedades inflamatorias –entre otras, la artrosis–, en la que las concentraciones de este gas son muy elevadas. La razón obedece a la liberación por las células inmunes de grandes cantidades de NO, lo que acaba destruyendo el cartílago articular.

En consecuencia, parece que el NO se presenta como una molécula clave en la fisiopatología de la artritis reumatoide. Sin embargo, los tratamientos actualmente disponibles se basan en la administración de fármacos antiinflamatorios que, si bien alivian el dolor y reducen la inflamación, ignoran completamente a este gas. Por ello, el objetivo del nuevo estudio fue hallar una manera de tratar la enfermedad allí donde se encuentre el problema. Es decir, donde se esté el NO. Lo cual no resulta nada fácil: el tiempo en el que el gas permanece libre no llega a 10 segundos, transcurridos los cuales se une a otras moléculas y ya no se puede ‘cazar’. La buena noticia es que el nuevo gel parece ser lo suficientemente rápido.

Este tipo de hidrogeles podría ser también muy útil en otras enfermedades caracterizadas por una sobreexpresión de NO
Para crear el nuevo gel, los autores utilizaron una base de acrilamida a la que añadieron un agente reticulante para conferirle estabilidad. El resultado fue un hidrogel de polímeros de acrilamida que contiene grandes cantidades de agua y no resulta tóxico para el organismo. Además, el agente reticulante empleado, denominado ‘NOCCL’, forma puentes entre las moléculas de acrilamida para crear una red en la que se pueden colocar los fármacos frente a la enfermedad. Y lo que es más importante, reacciona frente al NO.

Pero este hidrogel, ¿realmente funciona? Pues sí. Los experimentos llevados a cabo en el laboratorio mostraron que el hidrogel es capaz de detectar y unirse al NO. Pero aún hay más: una vez llevada a cabo la unión, el gas destruye los puentes entre las moléculas de acrilamida, lo que da lugar a un cambio en la estructura del hidrogel. El resultado es que, destruida la red interna del hidrogel, se libera el fármaco y se absorbe –cuando menos en parte– el exceso de líquido sinovial.

Más allá de la Medicina

En definitiva, el nuevo estudio demuestra que el agente reticulante ‘NOCCL’ es capaz de reaccionar de forma sensible y selectiva al NO. Así, el próximo paso será comprimir el hidrogel a una escala ínfima –nanómetros– y probarlo en un modelo animal –ratones– de artritis reumatoide.

Sin embargo, las potenciales aplicaciones de este hidrogel van más allá de la artritis e, incluso, de la Medicina. Como concluyen los autores, «este tipo de hidrogeles podría ser útil en otras enfermedades caracterizadas por una sobreexpresión de NO y, quizás, como sensor ambiental. Y es que el NO también es un gas contaminante emitido por los tubos de escape de los vehículos».

Fuente: ABC Salud

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