Ejercicio y redes fisiológicas y bioquímicas en la hipertensión


(Buenos Aires).- El objetivo de este estudio fue evaluar el efecto del ejercicio sobre varios biomarcadores. Por primera vez se investigaron los cambios causados por el ejercicio en algunas variables bioquímicas y fisiológicas utilizando un análisis estructural. Los pacientes hipertensos fueron divididos en grupo de ejercicio y grupo de no ejercicio. Se determinaron el perfil lipídico, subpoblaciones de HDL, apoAI, las metaloproteinasas de la matriz extracelular MMP-2 y MMP-9, al inicio del estudio y después de 8 semanas de intervención.

Los datos mostraron una variación significativa relacionada con el ejercicio en HDL3 (p=0,0236) y en la presión sistólica (p=0,0448). También mostraron que antes de hacer ejercicio las variables bioquímicas y fisiológicas estaban compartimentalizadas e independientes, mientras que después del ejercicio se establecieron relaciones entre ellas. Este estudio demostró que un programa de entrenamiento regula la presión arterial y las HDL3, HDL2 y MMP-2. Pero la principal conclusión es que el ejercicio físico es eficaz en la generación o restauración de la red de relaciones entre las variables fisiológicas y las variables bioquímicas tales como presión sanguínea MMP-2, MMP-9, apoA-I, HDL2 y HDL3.

La hipertensión arterial (HA) es considerada el más importante factor de riesgo de enfermedad cardiovascular en el mundo y está asociada con un daño progresivo de órganos y con enfermedad arterial coronaria.

Las metaloproteinasas de la matriz extracelular (MMP) son una familia de endoproteasas que pueden romper varios componentes de la matriz extracelular (MEC). Las MMP son responsables de la remodelación, degradación y acúmulo de productos en la MEC en los órganos blanco durante el desarrollo de la enfermedad hipertensiva. Algunas MMP tienen particular relevancia en la remodelación miocárdica y vascular en la hipertensión y en la enfermedad cardiovascular. Los datos muestran que la MMP-9 tiene potentes propiedades aterogénicas, mientras que la MMP-2 tiene propiedades prohomeostáticas. La MMP-9 está involucrada en la enfermedad coronaria porque degrada componentes de la capa fibrosa y causa desestabilización de la placa ateroesclerótica.

La asociación entre enfermedad coronaria, hipertensión y aumento de los niveles séricos de MMP-9 ha sido establecida; pero la función de la MMP-2 en la enfermedad coronaria es controversial; sin embargo, esta metaloproteinasa está presente en condiciones patológicas que requieren remodelación y restauración de la matriz extracelular y de la homeostasis de los cardiomiocitos, y además juega un rol clave en las fases de recuperación del infarto del miocardio. Varios estudios muestran a las lipoproteínas de alta densidad (HDL) como un poderoso predictor epidemiológico de riesgo cardiovascular. Las HDL incluyen un grupo heterogéneo de subpoblaciones de lipoproteínas que proveen información adicional con respecto al riesgo cardiovascular.

El mayor componente de las HDL es la apoA-I. Algunos estudios muestran que las MMP-1-3-7 y 12, pero no la MMP-9, pueden degradar la apoA-I de las HDL3 y bloquear el eflujo del colesterol en los macrófagos humanos in vitro. De otro lado, la evidencia ha mostrado que las personas que realizan ejercicio en forma regular tienen menor riesgo de hipertensión, y que el ejercicio disminuye la presión en pacientes hipertensos. Además, el ejercicio constante mejora algunas de las funciones cardíacas: en efecto, el ejercicio tiene acciones "pleiotrópicas" en el sistema cardiovascular; sin embargo, los factores responsables de los efectos benéficos del ejercicio aún no se han aclarado. El presente estudio fue diseñado para evaluar el efecto del ejercicio en biomarcadores como MMP-2, MMP-9, subpoblaciones de HDL y apoA-I. Por primera vez, se investigaron los cambios causados por el ejercicio en las relaciones fisiológicas y bioquímicas utilizando el análisis estructural.

El estudio incluyó 160 sujetos con diagnóstico de hipertensión esencial, (basado en 3 mediciones de presión arterial mayor 140/90 mmHg), que fueron seleccionados aleatoriamente de una base de datos. Todas las personas seleccionadas continuaron tomando sus medicamentos durante los 4 meses del estudio. Los pacientes con historia clínica de enfermedad coronaria, artrosis y enfermedades crónicas (como cáncer, diabetes y enfermedades autoinmunes) fueron excluidos del estudio, al igual que quienes usaban corticoides y tetraciclinas.

Se llevó a cabo un programa de ejercicio durante 8 semanas. Los sujetos en estudio fueron asignados a un grupo de ejercicio (EXG, n=70) o a un grupo de no ejercicio (NoEXG, n=90) y aportaron una muestra de sangre al comienzo y al finalizar. Cada participante escogió voluntariamente en qué grupo estar. Las personas del grupo de ejercicio se sometieron a un programa de entrenamiento de acuerdo con los siguientes criterios: cada sesión comenzó con 10 minutos de calentamiento, seguidos de 30 minutos de ejercicio aeróbico y 10 minutos de estiramiento de todos los segmentos corporales. El entrenador supervisó todas las actividades. El protocolo de ejercicio incluyó una sesión por 3 días de la semana, durante un período de 8 semanas. La intensidad del ejercicio fue de 60-70% sobre la frecuencia cardíaca máxima. La meta fue completar 150 minutos de ejercicio semanal controlado de moderada intensidad. Los participantes del grupo NoEXG fueron aconsejados para mantener sus actividades habituales durante el estudio, pero también recibieron la educación sobre el manejo de la hipertensión durante cada entrevista.

La hipertensión es una enfermedad cardiovascular que se ha asociado con un aumento del riesgo de infarto y accidente cerebrovascular. Los beneficios del ejercicio en el manejo de la hipertensión son bien conocidos e incluyen mejoría del gasto cardiaco, cambios positivos en la estructura de los vasos, aumento del índice arterial (un índice de la rigidez arterial que mide la onda reflejada en la aorta) y en general ha mostrado disminución de los factores de riesgo cardiovascular. Sin embargo, los estudios en hipertensión y ejercicio se han enfocado principalmente en la reducción de la presión, la función vascular y el mejoramiento de la condición física cardiovascular, pero pocos de ellos han comparado o evaluado la efectividad del ejercicio o la recuperación de las relaciones entre las variables fisiológicas y bioquímicas en la hipertensión. Este estudio encontró que el ejercicio reduce la presión sistólica y diastólica en ambos grupos. Sin embargo, la reducción fue mayor en el grupo de ejercicio. El análisis estadístico mostró que en este grupo la disminución de la presión sanguínea fue resultado del ejercicio.

El presente estudio refuerza el valor del ejercicio en personas hipertensas y demuestra que un programa de ejercicio reduce significativamente la presión sistólica y las HDL3 e incrementa las HDL2 y la MMP-2. Sin embargo, el principal hallazgo es que el ejercicio genera una significativa mejora en la relación entre variables fisiológicas y bioquímicas en el grupo de ejercicio, comparado con el grupo que no hizo ejercicio. La actividad física fue efectiva en la generación o restauración de una red de relaciones entre variables fisiológicas como la presión sistólica y bioquímicas como las MMP-2, MMP-9, apoA-I, HDL2 y HDL3.

Fuente: FABA

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